Libros recomendados por: MARIA JOSE POBLET
He leído en poco tiempo dos magníficas
novelas que hacen referencia a un período muy interesante de la historia de
España: la guerra de Sucesión. Una de ellas es Donde se alzan los tronos de
Angeles Caso y la otra Victus de Albert Sanchez Piñol.
La primera se centra en Felipe V
y en su entorno: su abuelo el Rey Luis XIV, su esposa María Luisa Gabriela de
Saboya y, sobre todo, la princesa de los Ursinos, Mariana de Trémoille, que es la verdadera protagonista de la
novela. El análisis psicológico de los personajes es muy profundo. Se viven con
intensidad las intrigas cortesanas y las complejidades de la política y está
bien retratado el ambiente histórico. Pero esta novela no pretende analizar la
guerra de sucesión, ni la situación del país. La guerra es el escenario
exterior de lo que transcurre en palacio. Está muy bien narrada y se lee con
facilidad. Desde mi punto de vista le falta emoción, es un poco “plana”. Por
otra parte, creo que el primer capítulo que narra la inspiración de Carlos II,
sobra. Pero en conjunto mi puntuación es de 7,5/10
La otra, Victus, se centra en el
sitio de Barcelona en 1714, es decir en el final de la guerra. El protagonista
es un personaje real, Martí de Zubiría, un ingeniero militar. Es una novela
ambiciosa, tanto que en algunos momentos pierde la objetividad al describir la
situación política del país. Es muy original el planteamiento de la guerra
desde el punto de vista de los ingenieros que, en realidad, eran mercenarios al
servicio del ejército que les pagara, y el entrenamiento necesario para llegar
a serlo. Es una novela épica, con una gran variedad de personajes bien
definidos y creíbles. Aporta mapas y datos que ilustran lo que es difícil de
describir. Desde el punto de vista literario creo que ése es el único defecto,
la falta de descripciones. Pero no le hace falta. Está escrita en primera
persona de forma retrospectiva por un Zubiría anciano, cuya semblanza no me ha
gustado nada, especialmente la forma en que trata a la amanuense. Pienso que,
además de no aportar nada a la narración, no se corresponde con el personaje
que se describe en el cuerpo de la novela. La última parte del libro te
transporta y te mete de lleno en la batalla, dejándote sin aliento; es de lo
mejor que he leído nunca. Por eso me parece innecesario que manipule la
historia, porque, eso sí, con la excusa de poner las palabras en boca de su
protagonista, expone la situación política basada en medias verdades, y, en
algunos casos en claras falsedades. Por todo ello me resulta difícil darle
puntuación. Desde el punto de vista de la novela le doy un 8/10. De histórica
un 4/10
En resumen, recomiendo las dos
novelas, que son complementarias en el terreno en que se desenvuelven, e
incluso en el período temporal, ambas están muy bien escritas, nos van a hacer
disfrutar de la lectura, una de forma más intimista y otra en forma de acción y
aventura apasionantes. Pero creo que es una buena oportunidad para aprender
algo de la historia de España que los dos autores, por distintos motivos, han
dejado escapar. Por eso recomiendo que en el aspecto histórico nos documentemos
por otros medios, quizá incluso antes de leer las novelas para luego poder
separar el grano de la paja, la realidad de la ficción cuando estemos
disfrutando y divirtiéndonos con la lectura. Para simplificar os dejo aquí un
resumen ultrarrápido de la historia (sólo los aspectos objetivos)
Nunca ha existido el título de
Rey de Cataluña ni un Reino de Cataluña. La Corona de Aragón era el
conjunto de territorios sometidos a la jurisdicción del Rey de Aragón. Cada uno
de esos territorios tenía sus propias instituciones (Cortes) que le otorgaban
sus Fueros y libertades (también propias de cada territorio) y el Rey debía
jurar ante las Cortes (todas) que defendería esos derechos. Las Cortes las
convocaba el Rey. El Condado de Barcelona se incorporó a la Corona de Aragón
por la boda de Ramón Berenguer IV con Petronila de Aragón. Se le daba poder
para gobernar a Ramón Berenguer que se convertía así en “princeps” (Príncipe de
Aragón) pero no se le convertía en Rey, seguía siendo conde de Barcelona. Había
muchos condados catalanes y un reino de Aragón. Insisto, cada territorio seguía
rigiéndose por sus normas y obedeciendo a sus instituciones, pero tenían el
mismo Rey. Jaime I el Conquistador, incorporó otros territorios a la Corona
(Valencia, Mallorca, Nápoles,…) con la misma filosofía y unificó los condados
catalanes marcando el Cinca como divisoria entre Aragón y Cataluña en 1244.
Cuando Fernando se casó con
Isabel adoptaron una solución similar. Decidieron que hubiera un solo rey (su
heredero) para todos los territorios españoles, que mantenían las instituciones
y derechos propios de cada uno, que tenía la obligación de jurar ante las
Cortes correspondientes que iba a defenderlos. Es decir, eso que nos
contaron en el colegio de que los Reyes Católicos unificaron el país
políticamente no es cierto. Andalucía fue un caso especial porque se ganó
por conquista para Castilla y se integró en ella en todos los sentidos (al
igual que Galicia y León que eran de Isabel) no teniendo instituciones ni
normas especiales propias. Sobre todas ellas tenía jurisdicción el Consejo de
Castilla.
El impuesto que recaudaban en
cada territorio para la Corona correspondiente se llamaba Generalidad. Para su
recaudación y gestión se constituyeron las Diputaciones de la Generalidad
(Generalitat) constituidas por representantes de los distintos estamentos de la
sociedad (eclesiásticos, villas y ciudades, caballeros y nobles). Efectivamente
la más antigua es la Generalitat catalana que se constituyó en 1359, y la
de Aragón en 1372. Además tenían la misión de representar a sus propios
territorios en el período entre Cortes, intervenir en asuntos internos y
externos de carácter fiscal, administrativo y político y la salvaguarda y buen
cumplimiento de los fueros y libertades. Como a los Reyes no les convenía mucho
convocar Cortes estos períodos fueron cada vez más largos y las Generalidades iban
teniendo cada vez más poder. Felipe II (en 1592) después del episodio de
Antonio Pérez y la ejecución del Justicia de Aragón les recortó parte de su
poder, impidiendo que los diferentes territorios armaran ejércitos y que
dedicaran los impuestos recaudados para ello. Pero las Cortes, los fueros, las
cancillerías (que en el caso de Cataluña emitían todos los documentos en latín,
catalán y aragonés) seguían existiendo, legislando y gobernando de forma
independiente en cada territorio.
Felipe V no era un usurpador,
era el heredero elegido. Carlos II (de la dinastía de los Austrias) muere
sin descendencia en 1700, dejando en el testamento el trono a Felipe V de
Anjou, nieto del poderosísimo Rey de Francia Luis XIV, es decir de la dinastía
de los Borbones. Esto es lo que pone el testamento en su cláusula 13:
“Reconociendo, conforme a diversas consultas de ministro de
Estado y Justicia, que la razón en que se funda la renuncia de las señoras doña
Ana y doña María Teresa, reinas de Francia, mi tía y mi hermana, a la sucesión
de estos reinos, fue evitar el perjuicio de unirse a la Corona de Francia; y
reconociendo que, viniendo a cesar este motivo fundamental, subsiste el derecho
de la sucesión en el pariente más inmediato, conforme a las leyes de estos
Reinos, y que hoy se verifica este caso en el hijo segundo del Delfín de Francia:
por tanto, arreglándome a dichas leyes, declaro ser mi sucesor, en caso de que
Dios me lleve sin dejar hijos, al Duque de Anjou, hijo segundo del Delfín, y
como tal le llamo a la sucesión de todos mis Reinos y dominios, sin
excepción de ninguna parte de ellos. Y mando y ordeno a todos mis súbditos y
vasallos de todos mis Reinos y señoríos que en el caso referido de que Dios me
lleve sin sucesión legítima le tengan y reconozcan por su rey y señor natural,
y se le dé luego, y sin la menor dilación, la posesión actual, precediendo
el juramento que debe hacer de observar las leyes, fueros y costumbres de
dichos mis Reinos y señoríos.”
A espaldas de Carlos II,
previendo la muerte del rey sin descendencia, las grandes potencias europeas ya
habían hecho tratados de cómo repartirse los territorios españoles (que
incluían gran parte de América y algunas zonas de Flandes e Italia). Carlos II
(y sus validos) pensaron que dándole la herencia a Francia impedirían el
desmembramiento de España (y no se equivocaban). Los territorios de la Corona
de Aragón, que guardaban rencor contra Francia por haber conquistado los
condados catalanes al norte de los Pirineos, apoyados y azuzados por Inglaterra
Países Bajos y Austria (que temían una Francia demasiado poderosa) y con el liderazgo
de la esposa del Rey Carlos II, Mariana de Neoburgo, no aceptaron al rey borbón
y nombraron rey a Carlos III de Austria, desencadenándose así la guerra de
Sucesión, que en realidad fue una guerra mundial (comenzó en los territorios
españoles en Italia) y también civil. Tenían razón en desconfiar, porque Felipe
quería un reino centralista y homogéneo como el francés y en cuanto ganó la
batalla de Almansa emitió los Decretos de Nueva Planta (1707) para Aragón y
Valencia y después en 1715 los de Cataluña y Mallorca. Mediante estos Decretos
eliminó las Cortes (mantuvo el Consejo de Castilla), los privilegios,
libertades, el idioma catalán en documentos oficiales y la libertad
recaudatoria (excepto en Navarra, provincias vascongadas y valle de Arán, que le
habían sido fieles en la guerra).Se constituyeron las Intendencias provinciales
en sustitución de las Generalidades. Sólo se mantuvieron algunas
particularidades forales en el derecho privado (civil, mercantil, procesal y
penal). Es entonces, con la consolidación en el trono de Felipe V, cuando en
realidad nace una España única en el sentido político. Las potencias
europeas firmaron en 1713 el Tratado de Utrecht, en el que España perdía sus
posesiones en Europa y conservaba los territorios metropolitanos (a excepción
de Gibraltar y Menorca, que pasaron a Gran Bretaña) y de ultramar. También
renunciaba Felipe V a reclamar la corona francesa mientras fuese rey de España.
Felipe V tuvo el reinado más largo de todos los tiempos en España. Padeció
graves problemas mentales. Los Reyes actuales son de su misma dinastía
(Borbones). Pero todo eso son otras historias
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