La comida del tío
Tom
Venía el tío Tom, a comprar corderos a casa Jorgico, y charrín charrando se
hizo la hora de comer, y salió la tía Anita y le dijo:
ANITA: ¿Se queda a comer tío Tom? Bisaltos tenemos ¿le gustan?
TÍO TOM: ¡Gustarme no, me encantan! No comería otra cosa.
Lo
cual era mentira, pues nunca los había probado, y empezó a comérselos sin pelar
ni liestras ni rabo.
Se
malcomió medio plato, engulléndolos con agua y pan, hasta que al final retiró
el plato, se levantó de la mesa y espetó:
- ¡Esto es la comida del diablo!
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