26 noviembre 2016


Por Isabel Labrador


HISTORIAS DE MI ABUELO JOSE

Cuando íbamos a la escuela


Cuando era yo chico, íbamos a la escuela de 9 a 12 y de 2 a 4 por la tarde (Con la hora del sol), separados los chicos de las chicas.
Lo primero saludar al maestro.
-          Buenos días. ¿Qué tal está?,
Después a rezar y a continuación empezábamos con dictados, las lecturas, y nos teníamos que saber de memoria la lección, porque si no te la sabías te la mandaban escribir, también hacíamos matemáticas: sumas, restas, divisiones, multiplicar y quebrados (fraciones) y sobre todo cálculo mental. -“Yo era bueno en eso”.
Nos sentaban 5 juntos y escribíamos con pluma y tintero, “A veces salían borrones”.
El recreo era de 11 a 11,30. Después de la guerra, que aquellos tiempos fueron malos, nos daban leche en polvo y queso de lata, -“Que era bien malo”
Las escuelas estaban en la plaza y durante el recreo jugábamos al perul (Peonza), a los pitos (Canicas), al marro o a la una anda la mula.
Y a las 12 antes de irnos a casa rezábamos El  Ángelus.
Por la tarde casi todos los días nos mandaban dibujar.
Para el invierno teníamos estufa de leña y cada uno llevaba un trozo y todos los sábados nos hacían ir a limpiar la escuela.



Este juego es lo que llamamos ahora  “Churro va”

Canción de A la una anda la mula

A la una andó la mula
A las dos tiro la coz
A las tres los tres briquetes de san Andrés
A las cuatro bricó y salto y saltaré
A las cinco el mayor brinco
A las 6 brinco salto y saltaré

Otra de las canciones

El Rey de Inglaterra
Tenía una perra
La mando esquilar
Entre catorce mil esquiladores
No la pudieron terminar
Y les dieron tres o cuatro a cada uno
Que no tuvieron ni pa pan
Ni pal almorzar.





JUGAR AL PERUL  (PEONZA)

Hacíamos un corro, y lo tirábamos y tenía que salir fuera, si se quedaba dentro, los otros tiraban con los de ellos a sacarlo del corro, le cambiábamos el clavo por un tornillo ancho y con buena cabeza porque iba mejor

JUGAR A LOS PITOS  (Canicas)

Eran de barro y alguno de piedra, estos eran escasos.

Jugábamos en la plaza en donde llamábamos “La Capilleta” ahora Casa Capeta, jugábamos 4, 2 jugaban y 2 a la espera, consistía en tirar el pito sobre el del contrincante  sin fallar, y meterlo en el agujero “gua”,  el que ganaba se quedaba con el pito

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