16 octubre 2012

13ª TERTULIA LITERARIA



5 DE LA TARDE EN LA BIBLIOTECA


Virginia C. Aguilera autora de ‘Helena Kín’ (KRK), una novela psicológica y de intriga que ganó el premio Casino de Mieres

“Señor, creo que se equivoca. Yo no estoy enferma, estoy maldita”, le dice la joven Helena Kín al psiquiatra que va a visitarla al convento católico de Pittsburgh en 1897, donde se ha recluido voluntariamente. ¿Quién es Helena Kín? De entrada es el personaje que da título a la primera novela de Virginia C. Aguilera (Zaragoza, 1980), que acaba de ganar el premio Casino de Mieres. Y, es, ante todo, una mujer excepcionalmente hermosa, alguien dice que la más bella que ha dado nunca la naturaleza, que ejerce un incontenible poder de seducción sobre los hombres y siembra la perplejidad entre las mujeres.
Helena Kín siempre ha sido especial: ya desde niña, cuando leía poemas en el colegio, cuando paseaba con sus amigas. Ella abunda en aquel verso de Rainer María Rilke: “Todo ángel es terrible”. Su hermosura es de origen sobrenatural, en cierto modo, y a la vez es una inabarcable y fatal: el joven que la protegió algunas noches aparecerá muerto; su cuñado se transformará ante ella sin recato alguno; su propio padre, feliz y enamorado, se suicidará. Helena Kín padece “un complejo entramado psicológico”: es racional, es fría, oculta su emotividad y a la vez es desafiante. Una auténtica e irremisible ‘femme fatale’.
El psiquiatra intenta entender qué le ocurre. Pero lo que iba a ser un caso más en su vida más o menos anodina, está felizmente casado y lleva cuatro años ejerciendo, va a convertirse en un auténtico polvorín o en un viaje hacia la locura, la paranoia, la histeria, hacia el infierno. No sabe bien qué términos emplear: ¿se enfrenta a un sortilegio, a un hechizo, a un enigma? De ahí que la novela sea también una investigación en la vida de la joven: su familia, la relación con su hermana (donde nada es lo que parece) y con su madre, sus comportamientos atrabiliarios, la fuga al convento, donde se dedicará al cuidado de los niños y de los necesitados, en un determinado momento. La novela pertenece al género epistolar: hay cartas del doctor, del pragmático señor B, del cofrade R, de la propia Helena. Y se alternan dos períodos: 1897 y 1898, y 1914. Y nos encontramos ante una narración psicológica, la protagonista presenta diversos vaivenes de caracteres, y a la vez de intriga, donde intervienen patologías, pasiones, la apariencia misma de las cosas y, por supuesto, un bien elaborado clima de inquietud.
Virginia C. Aguilera ha elegido Pittsburgh como podía haber elegido otro lugar cualquiera. No hay demasiadas referencias.

‘Helena Kín’ es una novela con algunos elementos de narración gótica y a la vez está emparentada con novelas del romanticismo más exacerbado y tortuoso, con el mundo de Edgar Allan Poe y los simbolistas, o con ficciones como ‘Rebeca’ de Daphne du Maurer. Y si pensamos en el cine, podríamos pensar en ‘Laura’ de Otto Preminger, por ejemplo. La autora, que se declara admiradora de Alejandro Dumas, ya ha anunciado que ‘Helena Kín’ es el principio de una trilogía.

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